Lo primero que cuenta Carmen, mujer venezolana de 66 años, es que ella y su familia componen un grupo de seis personas. Su hijo, nuera, tres nietas y ella.

Comenta que, a pesar de las diversas dificultades que pasaron para llegar a Chile, entre las que se encuentran su estado de salud (tiene dos enfermedades de base), los perjuicios de viajar con tres de sus nietas (entre ocho y diecisiete años) y las inclemencias climáticas de una zona como el Altiplano, “nos ha ido bien”. Lo dice con una voz en la que se denota algo de cansancio, pero también tranquilidad.

Al preguntarle por su vida en Venezuela, ella cuenta que se desempeñaba como dueña de casa, realizando las tareas inherentes al hogar y también cuidando a sus nietas, esto, mientras su hijo y nuera se dedicaban al comercio. Explica que, a medida que empezaron a sortear dificultades para acceder a medicamentos y comida, junto a su familia tomaron la decisión de salir de su país en búsqueda de mejorar su calidad de vida. Es así como, en febrero de este año, llegaron a Chile, donde, con una sonrisa, cuenta que tiene una hija que les recibirá a ella y el resto de la familia.

¿Qué espera Carmen de su vida en Chile? “yo espero tener una mejor calidad de vida, sobre todo [para] con mis enfermedades”, expresa, pues manifiesta que acá podrá acceder a sus medicinas. De igual modo, espera que sus nietas puedan continuar sus estudios, y especialmente, que la mayor retome su sueño de estudiar medicina, ya que en Venezuela se encontraba inscrita para cursar la carrera.   

“Aquí estamos para empezar de nuevo, empezar de cero”, enfatiza Carmen. 

SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES