Maryuri inicia su rutina diaria muy temprano en la mañana. Alista a su nieta, para el colegio mientras prepara el desayuno. Tan pronto finaliza sus labores, procede a organizar su consultorio, que queda ubicado en un salón junto a su casa. Pinzas, limas, tijeras, torno, guantes, entre otros implementos más, son desinfectados y puestos sobre su mesa de trabajo. Casi inmediatamente, se pone el uniforme y enciende las luces, es hora de atender a su primer paciente. 

“En Venezuela tuve la oportunidad de estudiar la parte de la podología, que es algo más profundo, algo de salud. Las personas a quienes atiendo no son clientes, son pacientes. Y yo les ayudo a mantener la correcta salud de sus pies”, cuenta Maryuri sobre su profesión, la cual le ha permitido estabilizarse económicamente en Colombia. 

Aunque Maryuri nació en Cali, Colombia, vivió 17 años en Venezuela. Allí tuvo dos hijos y realizó diferentes proyectos, entre ellos especializarse en su profesión como podóloga. Sin embargo, tuvo una crisis económica que la llevo a regresar a su ciudad natal para buscar un mejor futuro para ella y su familia. 

“Fue difícil porque ya prácticamente llegas a tu tierra siendo un extranjero. Primero me traje a mi hija con su bebé y al año me traje a mi hijo. Llegué sin nada, y para lograr estabilizarme en mi hogar conté con el apoyo de mis vecinos que me regalaron una cama, unas ollitas, una nevera de segunda y otras cosas con las que pude empezar”

Iniciar nuevamente fue difícil. Su regreso a Colombia coincidió con las medidas de aislamiento para la mitigación de la pandemia Covid-19 en el año 2020, lo cual impidió que pudiera emprender de forma fácil. Con la ayuda de amigos y familiares, durante los dos años siguientes, pudo traer de Venezuela algunos de sus implementos de trabajo con la esperanza de retomar sus labores, pero su salud empezó a deteriorarse.

Con estos retos en su día a día, la opción de establecerse en el país parecía cada vez más lejana. A pesar de que trabajaba a domicilio con algunos pacientes que tomaban sus servicios de manera frecuente, los ingresos no eran suficientes para el sostenimiento del hogar y del negocio. “Esos días estaba muy angustiada. Estaba en cama cuando la ayuda llegó. A través de las personas de World Vision pude enterarme de este maravilloso proyecto que lleva la OIM. Con el dinero pude pagar servicios y una gran parte de arriendo. Lo que pude ahorrar lo invertí para pagar el alquiler un salón contiguo a mi casa para montar mi local e invertir en más implementos (…). Allí ya cuento con el espacio correcto para atender a mis pacientes, quienes ahora son más gracias al voz a voz”, manifiesta Maryuri al hablar sobre la asistencia en transferencias monetarias para ayuda en arrendamiento del que fue beneficiaria. 

Maryuri se especializó en podología y con esta misma profesión rehace su vida y suple las necesidades de su familia

Esta iniciativa, realizada por la Organización Internacional para las Migraciones – OIM gracias al apoyo financiero de La Oficina de Población, Refugiados y Migración de los Estados Unidos (PRM), se ha llevado a cabo a través de socios implementadores como World Vision y Blumont en diez municipios focalizados en Antioquia, Atlántico, Bolívar, Norte de Santander y Valle del Cauca , con el objetivo de brindar respuesta humanitaria mediante la provisión de asistencia económica para arrendamiento - durante un tiempo definido- de una vivienda digna y segura, así como el acceso a bienes y servicios básicos, para la población refugiada y migrante venezolana, retornados colombianos y comunidad de acogida en situación de vulnerabilidad.

En este proyecto, llamado “Construyendo Futuro”, los beneficiaron participaron también en capacitaciones sobre economía familiar, violencias basadas en género y prevención de la xenofobia, con el fin de facilitar la estabilización de refugiados y migrantes venezolanos y colombianos retornados, y la integración con sus comunidades de acogida. Tan solo en Valle del Cauca, 882 personas fueron beneficiadas, y un total de 1.156 familias en todo el país a lo largo del 2023.

Para la podóloga, el apoyo ha significado el inicio en la materialización de sus sueños, “Maespies es por Maryuri, especialista en pies (…) Yo veo que Maespies ha crecido más, con más pacientes, y que ya tengo cómo brindar una mejor atención. Pienso colocar una colmena donde el paciente consiga allí todo lo que necesite, sea sus antibióticos, sus plantillas, todo lo que se requiere, y también contar con dos personas más que trabajen en la parte estética”
Maryuri no pierde el horizonte de vista. Como ella misma lo menciona, construir un nuevo hogar con determinación y esperanza es su meta final. Su futuro está en Colombia, y “gracias a esta ayuda el camino se va abriendo de a poquitos para lograr lo que se quiere”.

SDG 8 - TRABAJO DECENTE Y CRECIMIENTO ECONÓMICO
SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES
SDG 17 - ALIANZA PARA LOGRAR LOS OBJETIVOS